Trigo

El área de trigo sembrada en el mundo pasó de 212 millones de hectáreas en el 2006 a 222.45 millones de hectáreas con una producción de 669.55 millones de toneladas en el 2010, ocupando el segundo lugar en la producción mundial de granos, después del maíz. El principal productor es la China con 115.50 millones de toneladas, la India con 84.00 millones, Estados Unidos con 55.61 millones y Rusia con 53.00 millones. El rendimiento promedio mundial es de 2.98 ton/ha. Los países con mayor productividad son Inglaterra, 8.00 ton/ha, Alemania 7.59 ton/ha, Dinamarca 7.57 Ton/Ha y Francia 6.69 ton/ha. El rendimiento en USA es de 2.86 Ton/Ha y Argentina 2.87 ton/ha. En Colombia es de 2.2 ton/ha; cercano al rendimiento mundial.
 

En los años sesentas se sembraban en Colombia 160 mil hectáreas de este cultivo y la producción nacional contaba con una participación del 62% en el consumo, sin embargo, la política de ayuda alimentaria internacional hacia los países de Latinoamérica, que incluía un plan de exportación de los excedentes de trigo, afectó gravemente la producción en los países andinos, que rápidamente empezaron a depender de las importaciones (Méndez, 2007). En 1970 el área cayó a 45 mil hectáreas y hoy, después del proceso de apertura económica, y la completa eliminación de aranceles al trigo proveniente del MERCOSUR, los productores nacionales cultivan menos de 12 mil hectáreas.
 

De acuerdo con las cifras del censo del cultivo de trigo realizado en el año 2005 por el Ministerio de Agricultura y FENALCE, en ese año se sembraron 19.124 hectáreas, por parte de 12.166 productores en 12.019 fincas. El 64.5% del área corresponde al departamento de Nariño, el 30.33% a Boyacá y el 5.17% a Cundinamarca. Según las estadísticas de FENALCE, en el año 2010 se sembraron 10.132 hectáreas, con una producción de 22.685 toneladas. En términos generales, la participación del trigo colombiano en el consumo nacional es de aproximadamente el 1.5%.
 

La comercialización nacional del trigo se realiza a través de diferentes canales, el principal es el de la industria molinera formal, agremiada en la Cámara Fedemol de la ANDI, que mediante la Empresa Comercializadora de Trigo Nacional, Trigonal S.A., compra el trigo nacional a un precio que se acuerda entre Fedemol y FENALCE anualmente. Con condiciones de 14% de humedad, impurezas del 3% y puntaje de 75. Ante los incrementos sustanciales del precio del trigo en los mercados internacionales, durante el último año se ha generado una mayor demanda del trigo nacional por molineros y comercializadores que ofrecen precios que llegan a ser superiores a los del trigo importado.
 

La nueva situación, aparentemente favorable para los productores del cereal, no ha podido ser aprovechada en forma inmediata para reaccionar con un aumento de área por las dificultades reales en acceder a los genotipos comerciales aún existentes, como también disponer de semilla de calidad a bajos costos. De otra parte, la descapitalización que vive la región triguera de Colombia, ha reducido las oportunidades de establecer adecuados programas de fertilización y manejo de problemas fitosanitarios de manera convencional, por los costos cada vez más altos de los agroquímicos. Bajo tal situación, es necesario realizar cambios en los modelos de producción, con el cultivo de genotipos productivos y aceptados por la industria harinera nacional, mejorando la competitividad con el empleo de semilla de calidad obtenida por los mismos productores, además de tener en cuenta estrategias para mejorar la fertilidad de los suelos cultivados y hacer una eficiente nutrición para la planta, en base a un optimo aprovechamiento de los factores internos de producción.
 

Estudios realizados por ICA, CORPOICA y FENALCE, han demostrado la excelente oportunidad de las variedades nacionales en los procesos industriales que habitualmente se utilizan en Colombia. El trigo producido en Colombia tienen un buen comportamiento para la elaboración de panes de características Europeas, más pesados, permitiendo la elaboración de panes integrales, sin aditivos con alto contenido de fibra. Además, es apto para la elaboración de productos de galletería y repostería. La comprobación de esta realidad debe convertirse en un estímulo para agricultores a mejorar la calidad de grano cosechado a través de mejores prácticas en la selección de la semilla, las etapas del cultivo y procesos de poscosecha, de manera que se mejoren los estándares de calidad del trigo nacional para procesos industriales, con el fin de generar productos terminados de alta calidad a partir de nuestro cereal.
 

El productor de trigo colombiano, en general, no utiliza semilla de variedades mejoradas, la obtiene de la cosecha anterior o la compran en las plazas de mercado sin tener certeza de la variedad y procedencia, muchas veces, esta semilla viene mezclada con semillas de otras variedades y con semillas de malezas. Tradicionalmente los mecanismos de siembra del cereal no han tenido en cuenta problemas como la fertilidad y la erosión en la tierra lo que ha disminuido el potencial de las siembras.
 

El cultivo de trigo continúa siendo un reglón importante en la producción agrícola de los departamentos de Boyacá y Nariño, y en menor escala en Cundinamarca, por la generación de empleo, de ingresos y seguridad alimentaria de las familias campesinas. Las zonas productoras de trigo se caracterizan por estar localizadas en su mayoría en suelos degradados de alta variabilidad, con condiciones climáticas deficientes y erráticas, con agricultores de bajos ingreso que difícilmente tiene la capacidad económica para poder aplicar recomendaciones tecnologías y obtener altas producciones. Gran parte de la producción de trigo se realiza por campesinos con áreas menores a 5 hectáreas.
 

El trigo se siembra principalmente durante el primer semestre en las zonas productoras: en Boyacá el 76%, en Cundinamarca el 79% y 95% del área de Nariño, el resto en el segundo semestre. De la producción nacional de trigo 5.6% se destina al autoconsumo familiar, un 7.3% se usa para semilla y el 87.1 % restante se destina a comercialización.