Maíz


El maíz es el cereal más representativo en el área agrícola nacional, se cultiva principalmente en la Costa Atlántica, destacándose los departamentos de Córdoba, Sucre y Cesar, no obstante departamentos como Tolima, Meta, Valle y Huila, en el interior del país, son de importancia en el contexto nacional. En estas regiones del país, especialmente los departamentos de Córdoba, Valle y Meta se concentra el sistema de producción tecnificado, cuya siembra está basada en la utilización de semillas certificadas, las cuales pueden ser importadas o producidas a nivel doméstico en ambientes debidamente controlados y regulados por el ICA como entidad de control sanitario nacional. 

 

La producción mundial de maíz ascendió en el 2010 a 815 millones de toneladas. El principal productor es Estados Unidos, que produjo 343 millones de toneladas. , seguido de China con 172 millones de toneladas, Brasil con 55 millones de toneladas, Argentina con 26 millones de toneladas y México 24 millones de toneladas. La mayor productividad de maíz en el 2010 la presentó estados Unidos con 9.9 t/ha, seguido de Italia con 9.4 t/ha; lo cual se debe no sólo al manejo tecnológico de la cosecha sino a las condiciones agroecológicas más favorables que presenta para el desarrollo del cultivo. China ocupó el décimo lugar en productividad con 5.3 t/ha, sin embargo, la importancia que tiene como gran productor es por el área dedicada al cultivo más que por la productividad del mismo. Los rendimientos promedios de Colombia (4.8t/ha) están por debajo de la media mundial (5.22 t/ha).

 

Para 2010, la producción total de maíz nacional fue de 857 mil toneladas, y se importaron cerca de 3.5 millones de toneladas de maíz amarillo y 164 mil toneladas de maíz blanco (www.fenalce.org), lo cual indica que el maíz tiene un gran mercado nacional insatisfecho y una alta dependencia del mercado internacional que genera una coyuntura de desabastecimiento en términos de soberanía y seguridad alimentaria.

 

El 38% de la producción nacional, correspondió a maíz blanco y el 62% a maíz amarillo. El sistema tecnificado ha ocupado en promedio el 44% del área; mientras que el sistema tradicional se ha cultivado en 56% del área total. El maíz tradicional se caracteriza por el no uso de semilla certificada, bajo o nulo consumo de agroquímicos, escaso aprovechamiento de los recursos ambientales, se cultiva en pequeñas extensiones, la producción se destina al generalmente al autoconsumo y tiene una productividad promedio de 1.5 Ton/ha, mientras que para el sistema tecnificado se utiliza semilla certificada, se aplican agroquímicos, principalmente fertilizantes, la producción tiene como destino principal la industria y la productividad promedio de 4.8 Ton/ha.

 

El reto para sustituir con producción nacional las importaciones actuales está en reducir la brecha tecnológica que existe entre los principales países productores y los productores nacionales e incrementando la superficie de siembra. En Colombia el maíz se cultiva en todos los pisos térmicos de forma tradicional. No obstante, la producción maicera del país tiende a migrar hacia un modelo tecnificado, utilizando semilla certificada de un material mejorado, manejando la población indicada, controlando malezas y enfermedades, y realizando fertilización radical. Diversos estudios a la estructura de costos de producción han establecido que el primer lugar en la estructura general es la de los agroquímicos, seguida por el valor de la semilla certificada sean variedades o híbridos.

 

El maíz blanco se utiliza principalmente para consumo humano, el 70% del consumo de maíz amarillo se destina para la alimentación animal, el 25% para consumo humano y el porcentaje restante para usos industriales como materia prima en la elaboración de almidones, glucosas, jarabes y aceites, entre otros.

 

La industria de alimentos balanceados, la avicultura y la porcicultura, es la principal demandante de materias primas como maíz y soya, estos representan aproximadamente el 51% del costo de materias primas de origen agrícola y agroindustrial en la fabricación de alimentos balanceados para animales, por lo que se constituyen en los principales promotores de la reactivación agropecuaria, la generación de empleo y el mejoramiento de la calidad de vida de la población rural.

 

En el contexto internacional cerca del 16% de la producción de maíz en los Estados Unidos estuvo destinada a la producción de etanol y se estima que para el periodo 2014-2015, esta participación crezca a un 23%, no obstante que las investigaciones de la industria están enfocadas a generar el combustible a partir de la biomasa celulósica, en la próxima década, de acuerdo con Energy Policy Act del 2005. Como consecuencia del crecimiento en la demanda, se estima que el comercio de maíz en el mundo tendrá un crecimiento anual aproximado de 1.7% durante los próximos 10 años, llegando a las 880.800.000 toneladas de maíz para el año 2015. Así mismo, se espera que China, uno de los grandes productores de maíz en el mundo, se convierta en importador de maíz para el 2015 (USDA, 2011)

 

En el ámbito nacional dependiendo del cultivo y de las condiciones en que se realizan las mediciones, sólo una pequeña fracción del rendimiento potencial es habitualmente cosechada por los agricultores. Se entiende por rendimiento potencial al logrado por un determinado genotipo en condiciones ambientales, a las que está adaptado, y que no presentan limitante biótica o abiótica alguna. Por ejemplo, para maíz se obtuvieron rendimientos de 18,7 t/ha en Michigan, USA, cuando el promedio del país oscilaba alrededor de 9,6 t/ha (Derieux et al., 1985). En Colombia, se suelen reportar rendimientos experimentales de 14 t/ha cuando el promedio de maíz tecnificado en zonas como el Valle del Cauca o algunos agricultores de zona cafetera producen 7 t/ha (www.fenalce.org). Es claro que existe un enorme vacío entre el rendimiento potencial y real de los cultivos, el que puede deberse a: 1) una adaptación deficiente del cultivo al ambiente donde crece; 2) prácticas del agricultor deficientes; y/o 3) la ocurrencia de estreses bióticos y abióticos (EBA). La importancia relativa de cada factor depende en gran medida de la región a considerar y del tipo de cultivo.

 

Las regiones agroecológicas de los Valles interandinos y el Caribe Colombiano, en gran medida dedicadas a la ganadería extensiva (con énfasis en Alto, Medio y Bajo Magdalena) presentan las mejores condiciones para la producción competitiva de maíz y soya (tierras planas, mecanizadas, fértiles, buen régimen hídrico con posibilidades de infraestructura de riego y una ubicación geográfica estratégica con relación a los puertos y centros de consumo); pero para que se geste un proceso de reconversión en esas zonas se hace necesario contar con materiales de maíz genéticamente mejorados y adaptados. Ya algunos empresarios pecuarios pioneros vienen renovando sus potreros para hacer más competitiva su ganadería y aprovechan la labor de preparación del terreno para hacer una o dos cosecha de maíz mientras se establece el pasto, sistema de producción que responde a la urgencia de la reconversión ambiental, social y competitiva de los sistemas ganaderos del trópico.  Así mismo, existen en esa zona planes y proyectos de Palma Africana, caucho, frutales de tardío rendimiento, maderables y forestales, en las cuales se puede intercalar dos o más cosechas de maíz para aprovechar el espacio disponible mientras crece el cultivo principal, así como los altos precios de maíz y el mercado insatisfecho nacional. Al contar con híbridos o variedades de maíz de alto rendimiento adaptados a esa condición climática.

 

Para lograr el mayor aumento de la productividad en el tiempo más corto, frente a lo impredecible del clima en el trópico y circunstancias adversas (días cortos, exceso o déficit hídrico y oscilación de temperaturas), que favorecen la proliferación de plagas y enfermedades, la abundancia de malezas agresivas y la erosión del recurso suelo, una de las herramientas tecnológicas mas económicas, ambientalmente sanas y con mayor consistencia relativa en el tiempo, es el mejoramiento genético, teniendo como base la variabilidad existente de cada especie y la introducción de germoplasma exótico. La disponibilidad de suficiente variabilidad genética es fundamental (Riccelli, 2000).

 

La importancia de las enfermedades en maíz es altamente relevante, debido al aumento en la incidencia y severidad de las mismas, lo cual ha comprometido el desempeño comercial de los cultivares comerciales, afectando de un 11 a un 44% el área total sembrada de maíz en trópicos bajos con pérdidas económicas debidas a enfermedades (Jeffers, 2004)


Copyright © 1999-2012 Intelligent Web Ver 8.3 All Work Solutions Ltda. Todos los Derechos Reservados -